miércoles, 4 de noviembre de 2015

Resurrección


El Blog de las Ideas Fugitivas. Ese nombre tan especial, con connotaciones que no sabría especificar. Irónicamente, el nombre con el que bauticé a una parcela, destinada a acorralar y encerrar mis ideas. 

El Blog de las Ideas Fugitivas. Quizás mis ideas dejaron de ser fugitivas o todo lo contrario, aprendieron a ser fugitivas, tanto que lucharon para no ser plasmadas o acorraladas en una parcela. O puede que yo mismo desaparecí o más bien, desaparecieron las palabras, palabras que eran las raíces y la energía de esas ideas fugitivas y sin palabras, todo se llenó de polvo y, tras el polvo, solo quedó el olvido.

Un día por casualidad encontré algo. A simple vista no sabía qué era, pero pensé que era importante. Las cosas que tienen polvo y que guardamos con tanto ímpetu suelen ser importantes, sino acabarían en la basura. Ese algo tenía polvo de muchos años que al apartarlo encontré solo seis palabras: El Blog de las Ideas Fugitivas.

Al leer en voz alta esas seis palabras, sentí como fueron tronando en mi cabeza con más y más fuerza y cada vez iban recobrando la vida de nuevo, regresando del más allá, en este caso, el olvido. Y cuando algo vuelve del más allá siempre trae consigo algo más: Mis ganas de escribir.


Frannao